miércoles, 22 de agosto de 2012

    Como he comentado alguna que otra vez, la elección de una ruta de senderismo está en función de la época del año. Para disfrutar plenamente de parajes como la Cerrada del Pintor o la Cerrada de la Canaliega debes hacerla en agosto, cuando el nivel del río te permite cruzarlo en cualquier punto de su cauce.
   Con el objetivo de disfrutar de un buen día salimos de Rus a las 6 de la mañana catorce miembros y amigos del Club de Senderismo Los Escuderos. Volvimos a las 8 de la tarde. Aparcamos cerca de la Nava de San Pedro, en el pinar que hay junto al  puente sobre el Arroyo de la Rambla. Cargamos con las mochilas y nos dirigimos a La Trinchera, donde comienza el sendero que nos llevará a nuestro objetivo: la Senda de los Pescadores. La vuelta la hicimos por la pista forestal que pasa junto al cortijo Vado de las Carretas y que viene desde el embalse de La Bolera.
Comienzo de nuestra ruta circular. Un poco más atrás (a nuestras espaldas) está la pista forestal que tomamos en la vuelta.

Nos sorprendió el encinar tan bien cuidado de la zona
La única foto de grupo al completo se tiró en el Vado de las Carretas: Joaquín padre, Joaquín hijo, Natalia, Jesús, Ana, Fernando, Víctor, 
Javier, Antonio, Javi, Ana, Ana María, Diego y yo.
Atravesando el rio por el Vado de las Carretas
  Antes de entrar en la Cerrada decidimos visitar las ruínas del cortijo Poyo Tribardo. Desde allí las vistas a uno y otro lado son impresionantes. Además podemos observar gran parte de la Cerrada desde arriba.
Junto a un ejemplar de gran porte cerca del Cortijo PoyoTribardo

Magnífica panorámica hacia el este desde Poyo Tribardo

En la puerta de este rehabilitado refugio de Poyo Tribardo hay un cartel con esta leyenda:"Donde no se necesita nada para tenerlo todo".

Hacia el oeste de Poyo Tribardo y a espaldas de Natalia podemos observar la confluencia del Gualay con el Guadalentín.

Parte de la Cerrada vista desde arriba



   Como la bajada por el tajo era imposible volvimos sobre nuestros pasos al Vado de las Carretas para seguir el curso del río.

El grupo caminando por el sendero que bordea el rio

Nos sorprendió ver un curioso ejemplar de lagartija con dos colas

Tenemos que cruzar a la otra orilla. ¿Cambiamos de calzado?

Ya nos hemos calzado las chanclas y sandalias de agua

Comienzan las primares charcas. Ya tendremos todo el día los pies en remojo.

Diego nos regaló esta propagandística foto de grupo

La roca porosa favorece la filtración de agua de lluvia originando una gran cueva que en épocas de lluvia se convierte en cascada. Víctor y Jesús fueron los primeros en explorarla.



Mi hermano Antonio y yo subimos a la cueva cuando descendieron Víctor, Jesús y Joaquín. Luego fueron las chicas.

Comienzo de la Senda de los Pescadores

El grupo estaba maravillado con el paraje

Joaquín me pilló "in fraganti" tomando un vídeo al grupo

La senda transcurre a uno u otro lado del río y hay que atravesarlo varias veces.

Nos encontramos restos de antiguos puentes de los que solo quedan algunos pilares.

Bonita instantánea de Víctor  y Javier

Sobre un pilar de otro puente derruido por las crecidas

Punto donde se unen el Gualay y el Guadalentín

Con mi hijo Javier y Natalia en el curso final del Gualay

Algunos trepamos por las rocas para disfrutar de las cascadas

Era obligado darse un chapuzón en las cristalinas aguas de la poza

Bonitas cascadas en el tramo final del Gualay


   En este lugar apareció otro grupo de senderistas que aprovecharon la belleza de la zona y los asientos de una gran roca para desayunar. Nosotros mientras nos dimos un baño.
¿Quién se resiste a un remojón un 18 de agosto a 36º C?
Las chicas no se lo pensaron dos veces
Esta es la poza más profunda de toda la Cerrada
   Tras el refrescante baño continuamos nuestra ruta con la intención de subir por el Collado del Serbal hasta el Puente de la Canaliega; y desde ahí llegar a la Nava de San Pedro.
El tramo más peligroso de la Senda. Había que ir con cuidado. Es estrecho y resbaladizo. No apto para personas con vértigo.

En los grandes abrigos de la roca se podía percibir el meteorismo
A cada paso nos sorprendía más gratamente la Cerrada

Javier y Víctor hacían de avanzadilla
Esta foto que tiré a las primas me encanta: a la belleza del tajo hay que sumar la de las Anas
No pude resistir la tentación de una foto en esta curva de la Senda

El grupo de exploradores esperando nuestra llegada en un abrigo

Final del trayecto de ida

   Hicimos tantas paradas disfrutando del paisaje que no disponíamos de tiempo para terminar la ruta. En este punto  del río decidimos acertadamente volver sobre nuestros pasos hasta el Vado de las Carretas. Y en la medida de lo posible hacerlo andando por el río.
Esta refrescante imagen resume nuestro camino de vuelta

En algún tramo tuvimos que llevar las mochilas en alto para que no se mojaran
¡Qué pena dejar atrás un lugar tan bonito!
¡Vamos a bañarnos en esta poza!
De entre la abundante vegetación de ribera dominaba el boj
Javier encontró un cráneo de cabra a orillas del río

La obligada visita al bar de nuestro paisano Antonio Cabrero
   Este fue el punto y final de otro capítulo del Club de Senderismo Los Escuderos. Tenemos que impulsar más a menudo rutas de este tipo: amenas, divertidas y aptas para todas las edades. Así lograremos que participen, se involucren y esperen deseosos la próxima salida.